viernes, 8 de febrero de 2019

¡Que viene el Relator!


¡Cerrad bien las puertas! ¡Apagad las luces! Que viene el Relator.
España entera tiembla con solo nombrarlo. El temido Relator, el Coco, el hombre oscuro que ha venido a destrozar la paz idílica que siempre ha reinado en este maravilloso país.
Habrá una nueva guerra incivil. Las plazas se llenarán de patriotas, enormes banderas ondearán bajo el cielo azul, y una vez más escucharemos a la multitud gritar Viva España.
Todo muy cómico, muy exagerado, muy español. Aquí todo es blanco o negro, Real Madrid o Barcelona, Derecha o Izquierda. Todo el mundo está indignado porque le llegan mensajes inflamatorios en sus móviles. ¡España se rompe! ¡Es el fin del mundo!
Y por supuesto todo es muy cínico. Los políticos actúan como abogados – tienen una explicación para todo. Es puro teatro. Lo triste es que tanta gente les siguen.
Entre tanto ruido es muy difícil oír la voz de la moderación, de la perspectiva, de la sensatez. Parece que para llegar al poder hay que hacer un curso en marketing agresiva, con continuos ataques al rival, y con los fake news por bandera.
Son tiempos revueltos. Hay agitadores haciendo muy bien su trabajo y los resultados están a la vista. Pero no nos conduce a nada más que la confrontación. No es un camino recomendable. Es un juego muy, pero muy, peligroso.
Lo que hace falta es un poco de sosiego. Hay que comprobar los datos, no tragar cada mentira solo porque se alinea con nuestra particular ideología.
Y sobre todo no hay que tener miedo. 
Bueno, menos al temido Relator.