jueves, 24 de octubre de 2013

Educar en tiempos revueltos

Acabo de dejar los niños en el colegio por exigencias del guión, y también porque a los dos les encanta los días de huelga - más recreo y una peli. Pero quería dejar claro que apoyo totalmente las reivindicaciones de los docentes.
Una vez más la política se impone a la educación. ¿Por qué no dejar la educación de los niños en manos de los profesionales? Ellos sí saben lo que hace falta y lo que sobra.
La asignatura de religión (católica, claro) vuelve a las aulas. Esta insistencia en primar una religión sobre otra es pedante e irritante. Si no es intolerancia, es por lo menos desigualdad. Deja la educación religiosa para las iglesias y el entorno familiar, el colegio está para enseñar, no adoctrinar.
¿Es la huelga una manera eficaz de protestar? Quizás no, pero es la única alternativa, ya que las mayorías absolutas, absolutistas, anulan cualquier atisbo de negociación.
Es una ley impuesta, sin contar  con los profesionales, sin contar con los padres, y sin contar por supuesto con los niños. Nace muerta, pero su daño causará.
Espero que la próxima ley se haga desde el consenso. Porque de chico me eneñaron que nadie, ni siquiera el altivo Sr. Wert, es dueño único de la razón.

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